Descripción
Los filtros de Can-Filters contienen un tipo de carbón virgen activado. El carbono visto al microscopio, se ve como un material poroso lleno de cavidades y recovecos intrincados de microporos que alcanzan una superficie de absorción de 50 m2/g. Las partículas gaseosas, volátiles, que transportan el olor, quedan físicamente atrapadas en esas cavidades y pasan al estado sólido pasando a formar parte de la propia estructura cristalina del carbón.
Tras las depuradas técnicas de activación únicas de Can Filters, se aumenta la microporosidad y se multiplica la superficie de adsorción del carbón hasta valores que rondan los 2500 m2/g. Se consigue que el 99.97% de las partículas de 0-3 micrómetros queden atrapadas para siempre.
Partículas de mayor tamaño como las de polvo, polen, ácaros…etc., aunque no suelen ser responsables del olor, no son retenidas por el carbón; pero si su concentración es alta, pueden llegar a obstruir los microporos del carbón activado, restando eficacia a la filtración. Para ello, los filtros de Can Filters incorporan una camisa gruesa de algodón que los enfunda, impidiendo que tales partículas penetren en el interior y conservando así todo el poder de su carbón activado y alargando la vida útil del filtro.
La utilidad media de estos filtros es de unos 18 meses en condiciones normales; pero dependerá en gran medida del volumen de partículas a filtrar, a más volumen (olor), antes se satura la superficie de adsorción en el carbón, dejando pasar el resto de olores. En tal caso, es la hora de cambiar el filtro.
Antes de empezar a instalar, tenemos que decidir si optamos por sacar el aire al exterior una vez filtrado (escape mediante tubo), o recircular constantemente en el interior. (La recirculación está recomendada si se cuenta con incorporación de aire acondicionado y sistema de generación CO2).
Luego tenemos que medir nuestra sala de cultivo para determinar el filtro más adecuado a nuestras necesidades. Las salas suelen ser normalmente cúbicas y se miden con la tradicional regla de multiplicar largo x ancho x alto y dividirlo por 3, en el caso de una configuración de escape, o entre 1.5 en el caso de un montaje de recirculación. El resultado es la cantidad de aire en metros cúbicos que se necesita mover en tres minutos para que todo el aire del espacio sea renovado por aire fresco en ese tiempo. O en 1,5 min si la medición es para recircular. Este es el número de referencia que le ayudará a determinar su filtro.
Instalación: La instalación de los filtros es muy sencilla: Se fija el filtro al techo con cualquier sistema de sujeción seguro, preferiblemente elevados por encima de los focos, a salvo de temperaturas demasiado elevadas. A continuación, se fija el extractor, (preferiblemente con conexión directa, sin interponer tubo entre ambos) y a éste se le fija una sección de tubo suficiente para conducir el aire al exterior, aunque se también se puede optar por la opción de recircular el aire sin sacarlo al exterior.
- Circulación de escape: En este tipo de montaje el aire es forzado por el extractor a salir al exterior a través de un tubo de circulación. Cada filtro está marcado con una clasificación de escape recomendada en función de los metros cúbicos a depurar, para que el usuario pueda hacer el cálculo de sus necesidades.
- Recirculación: Este tipo de montajes se recomienda en instalaciones avanzadas donde existen medios de control atmosférico como aire acondicionado o CO2 en instalaciones bien selladas. En este caso el tubo de circulación no es necesario, puesto que no se saca el aire al exterior, el extractor unido directamente al filtro, lo mantiene circulando en el interior del cultivo.
Cada filtro tiene marcada también su capacidad recomendada en recirculación.
Especificaciones:
- 100% carbono virgen granulado australiano
- Cierres superior e inferior de aluminio
- Brida integrada y 51% de perforación abierta